En 1999 saltó la sorpresa para los no cinéfilos. La que parecía favorita tras los Globos de Oro, La leyenda del pianista en el océano, se quedaba fuera de las nominaciones, y un compositor desconocido para el gran público se llevaba el Oscar cuando el favorito parecía Thomas Newman por American beauty.
Para los muy cinéfilos y los melómanos, John Corigliano no era tan desconocido. Aparte de ser un reputado compositor de música contemporánea, era un compositor de bandas sonoras de culto, con muy breve filmografía, solo tres filmes si incluimos El violín rojo; Viaje alucinante al fondo de la mente me parece una de las mejores bandas sonoras de principios de los 80 (aunque tiene muchos temas atonales, voy a incluir en el artículo su impresionante tema de amor principal, para quien no lo conozca) y si se ha olvidado la que compuso para Revolución es porque fue un estrepitoso fracaso comercial, a mi me parece también muy buena.
El violín rojo se la recuerda principalmente por la banda sonora de Corigliano. Es el filme más conocido de François Girard, director canadiense que ya había dirigido el interesante y atípico biopic Sinfonía en soledad, y cuyas películas que conozco después son menos interesantes. El violín rojo cuenta la historia de un violín que va pasando por distintas manos a través de los siglos, en la versión original está hablada en cinco idiomas: italiano, alemán, francés, chino mandarín e inglés.
Corigliano compuso una maravillosa banda sonora con distintos tonos y estilos según la época, Posteriormente la convirtió en una pieza para concierto, la Chacona para violín, que es también un prodigio. A sus 82 años es difícil que vuelva a hacer algo para cine, pero sería de agradecer escuchadas sus tres bandas sonoras.
Aparte de American beauty, las otras nominadas fueron Las cenizas de Ángela (John Williams), Las normas de la casa de la sidra (Rachel Portman) y El talento de Mr. Ripley (Gabriel Yared).
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