La cuarta entrega de Piratas del Caribe había dejado el listón tan bajo que era difícil hacerlo peor en la quinta, aunque los dos directores, Joachim Ronning y Espen Ronneng, eran capaces de lo mejor (Kon-tiki) y de lo peor (aquella chorrada llamada Bandidas). Pues sin ser satisfactoria, el resultado es bastante digno y entretenido.
No aporta nada demasiado nuevo, más piratas, más monstruos y de nuevo el show de un Johnny Depp que no sale del encasillamiento (ya veremos lo que hace en el remake de Asesinato en el Orient Express con el personaje que hizo Richard Widmark en 1974). Pero tiene varias escenas espectaculares como la del atraco al banco (aunque se parece sospechosamente a la de la caja fuerte de Fast and furious 5), la de la ejecución en la plaza del pueblo y el climax final, un enorme histrión como Geoffrey Rush que aporta más humanidad a su personaje que en otras entregas, otro histrión tremendo como Javier Bardem haciendo un buen villano (no tan redondo como los de No es país para viejos y Skyfall, eso si) y una prometedora Kaya Scodelario a la que solo recordaba de las olvidables dos entregas de El corredor del laberinto. El resultado: dos horas muy entretenidas que pasan casi volando, lo que se le ha de pedir a un blockbuster veraniego. No llega al nivel de las dos primeras entregas de Verbinski, pero es bastante mejor que la cuarta. La secuencia post-créditos anuncia secuela como era de esperar, aunque parezca un homenaje al final de Instinto básico.
Nota sobre 10: 6