Stanley Kubrick sorprendió a propios y extraños en 1975 con Barry Lyndon. Quien había hecho entre 1964 y 1971 dos magistrales sátiras distópicas (Teléfono rojo ¿volamos hacia Moscú?, La naranja mecánica) y la obra más importante e influyente de la historia de la ciencia-ficción (2001), salió de repente con un filme de época, género que no había tratado desde los tiempos de Espartaco. La acogida sin ser mala fue tibia por parte de crítica y público.
Sin ser de mis filmes preferidos del maestro, creo que ha ganado con el tiempo, es otra obra maestra. Kubrick cambió el tono de la novela original de William M. Tackeray, un clásico de la novela picaresca, y lo convirtió en un drama. Flojea en el duo protagonista, Marisa Berenson es su único papel importante con Cabaret y Ryan O?Neal empieza a dar pruebas de que su estrellato va a durar poco (salvo Driver y Un puente muy lejano, su filmografía posterior va a comenzar a ser olvidable) y pesa en algunos momentos la larga duración de 185 minutos, hay momentos pesados. Pero tiene una de las reconstrucciones de época más prodigiosas de la historia del cine (no hay nadie más minucioso y perfeccionista que Kubrick) y un maravilloso trabajo de dirección de fotografía de John Alcott, famoso por utilizar iluminación natural con velas en algunas escenas, no en todas. Es uno de los trabajos más bellos de Kubrick, aún con sus imperfecciones.
Como es habitual en la filmografía del director posterior a 2001, Kubrick decide no utilizar música original, sino hacer una adaptación de música clásica de la época en que está ambientada la película. El músico Leonard Rosenman se encargó de la adaptación ganando el Oscar este año. Entre las obras que componen la banda sonora la más conocida es la Sarabanda de Handel, obra que acompaña a los títulos de crédito del filme y que se convirtió en su melodía más icónica.
Las dos nominadas de este año fueron Funny Lady y Tommy.
Las dos nominadas de este año fueron Funny Lady y Tommy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario