Tras darse durante muchos años un Oscar a banda sonora drámatica o comedia y un Oscar a orquestación, en 1957 solo se concede uno a banda sonora sin especificar género.
Y fue para una de las películas que más han marcado mi cinefilia. No puedo recordar exactamente ahora que tengo 54 años en qué año descubrí El puente sobre el río Kwai, aunque estoy seguro que fue antes de cumplir los 10, y que fue en el desapecido Cine Diamante de Barcelona. Fui con mi padre a ver la típica sesión doble de cine de barrio de aquella época con un filme de animación de Disney, he olvidado cúal (aunque por la época que fue y el cine debió ser Bambi, Peter Pan o La dama y el vagabundo) pero quedaron grabadas en mis retinas las imágenes de un cartel de madera flotando en el rio, unos murciélagos gigantes volando o una marcha militar. No sería hasta 1985 que volvería a verla y empezaría a entender la historia de aquel coronel empeñado al precio que fuese en construir un puente, de un desertor obligado a volver al sitio del que había huido, de volver a admirar como cinéfilo uno de los mejores climax finales de la historia (desde que amanece y se descubre que ha bajado el agua del rio hasta el The end aquello es puro cine) y que detrás había un gran director británico maestro del montaje y un guionista represaliado por la Caza de brujas que había metido muy mala uva. Es la primera película no de animación Disney que recuerdo y que marcó mi futura cinefilia.
Primera superproducción internacional de David Lean tras su memorable etapa británica (Breve encuentro, Oliver Twist, Grandes esperanzas) y su primer acercamiento al cine internacional con Locuras de verano. Consagrado ya, lo que vino después fue fabuloso: Lawrence de Arabia, Doctor Zhivago, La hija de Ryan y Pasaje a la India, Formidable director de actores y gran montador.
Durante demasiado tiempo no supimos que el guionista era Michael Wilson, el más conocido guionista represaliado por la Caza de brujas, aunque algunos opinan lo contrario, dejó bastante en evidencia al estamento militar con los personajes de Alec Guiness, Jack Hawkins y Sesue Hawayaka, que el único personaje positivo sea un desertor (William Holden)lo dice todo. Luego vendrían otros dos guiones perfectos como Lawrence de Arabia o El planeta de los simios, donde también metió muchas pullas.
Iba a decir que el personaje más icónico de Alec Guiness, pero claro, es difícil decir cuál es el más memorable de su carrera en alguien que ha hecho entre muchas otras Oliver Twist, El quinteto de la muerte, Oro en barras o Star wars, o que en televisión bordó el George Smiley de John le Carré. Gran interpretación de Guiness y muy merecido Oscar, memorable Coronel Nicholson.
La banda sonora es obra de un compositor británico no muy conocido actualmente, Malcolm Arnold, autor de La barrera del sonido, Soy una cámara (la primera versión no musical de Cabaret), 1984, Trapecio, De repente el último verano, El ataque duró siete dias (la primera versión de La delgada línea roja) o Los héroes de Telemark. Aunque el tema más famoso de la película, La marcha del Coronel Bogey, no es un tema suyo, sino una marcha militar de 1914, la parte de la banda sonora que si es suya es muy buena, creo que es un justo Oscar.
Entre las nominadas, El árbol de la vida (Johnny Green) y Tú y yo (Hugo Friedhofer.
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