Parecía que Kirk Douglas y Olivia de Havilland iban a ser eternos, pero nos han dejado en menos de cinco meses. Con ellos se va una buena parte del cine clásico, no toda, porque aún quedan estrellas vivas como Sidney Poitier, Clint Eastwood o Russ Tamblyn.
Y además de gran estrella, de Havilland era una extraordinaria actriz, muy dotada para el cine de aventuras y el melodrama. Destacar sus películas con Errol Flynn (ninguna hay mala), sus dos Oscars por Vida íntima de Julia Norris y La heredera, y clásicos como Lo que el viento se llevó, Si no amaneciera, A través del espejo, No serás un extraño o Canción de cuna para un cadáver.
Y luego está su relación de enemistad legendaria con su hermana Joan Fontaine, ellas si que se llevaban como el perro y el gato.
Descanse en paz una grande de Hollyeood
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