sábado, 9 de enero de 2021

Otras bandas sonoras: Un hombre llamado Caballo y La venganza de un hombre llamado Caballo

 En 1970, y en plena reivindicación en el western del pueblo indio, una película  tuvo un gran éxito, aunque no se escapó de la polémica por su visión de las costumbres indias. Un hombre llamado Caballo contaba la historia de un aristócrata capturado por una tribu sioux y que tras ser tratado como un animal era aceptado por la tribu tras una batalla. Destaca por la gran interpretación de Richard Harris y por una célebre escena en que el protagonista estaba colgado y agarrado con unas cuerdas sujetas a su pecho. Basada en un relato de Dorothy M. Johnson (autora también de El árbol del ahorcado y El hombre que mató a Liberty Valance), no fue del todo bien recibida por la comunidad india, que la acusó de dar una imagen demasiado "blanca" del pueblo indio. En el reparto destaca interpretando a una india una casi irreconocible  Judith Anderson, la mítica ama de llaves de Rebeca,

Es la película más conocida del director Elliot Silverstein junto con La ingenua explosiva y el filme de culto Asesino invisible, Silverstein es un hombre procedente de la televisión donde ha hecho una larga carrera.

La banda sonora corrió a cargo del excelente compositor Leonard Rosenman. No es una obra "fácil" de escuchar, contiene mucho canto sioux y algunas melodías atonales, pero es un muy buen trabajo.


El éxito de la película produjo dos secuelas más algo tardías. En 1976, el maestro de las secuelas Irving Kershner hizo La venganza de un hombre llamado Caballo. Es poco más que una repetición de la primera, no está entre los mejores trabajos de Kershner, pero quien si se luce es Rosenman, para muchos la banda sonora de la secuela es superior a la primera entrega:



Finalmente, en 1983 alguien tuvo la mala idea de hacer una tercera entrega, El triunfo de un hombre llamado Caballo. Es un  western europeo del montón coproducido con España y con actores de habla hispana como Lautaro Murúa y Simón Andreu. Harris sale poco, el protagonista en realidad es el mediocre Michael Beck. El compositor es el notable músico griego Georges Garvarentz, colaborador habitual de Charles Aznavour, pero este trabajo ha quedado olvidado




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