El estreno del Drácula de Ford Coppola provocó en los 90 varias películas que planteaban un acercamiento más "serio" al cine de terror y a sus personajes más icónicos: Frankenstein, Lobo o Mary Reilly fueron quizás las más conocidas. Fue una moda pasajera, ya que sin ser desastres no acabaron de convencer entre crítica y público.
Frankenstein fue dirigida por Kenneth Branagh y es su quinto trabajo detrás de las cámaras. Es relativamente fiel a la novela de Mary Shelley, pero Branagh tiende en muchos momentos al exceso de grand guignol y parece más una versión de Shakespeare o una ópera. Destaca por la excelente interpretación de Robert de Niro como la criatura, bien acompañado por Branagh, Helena Bonham Carter, Ian Holm y John Cleese en uno de sus pocos papeles alejados de la comedia.
Patrick Doyle, el habitual compositor de Branagh, subraya el aspecto operístico y el exceso del filme. En mi opinión lo hace muy bien, creo que es uno de sus mejores trabajos.
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