Con una película bélica en muchas ocasiones hay reacciones encontradas, hay quienes consideran un filme pacifista y quienes un panfleto militarista, ha pasado con El cazador, con El puente sobre el Rio Kwai (alucino con los que la consideran imperialista, no han entendido las intenciones de dos comunistas como los guionistas Carl Foreman y Michael Wilson con los personajes de Guiness, Holden, Hawayaka y Hawkins, no se hace una película imperialista que protagonicen tres sádicos y un cobarde, entras ganas de desertar de cualquier ejército, aparte de que la brújula moral es James Donald, aunque sobre el innecesario subrayado final del personaje) y con Patton.
Patton camina sobre la cuerda floja, es la más ambigua ideológicamente de las tres; por un lado admira a Patton como estratega, pero el magnífico guión de Coppola y Edmund H Nortelo está cuestionando en cada momento sus delirios de grandeza y su comportamiento público y privado (la brújula moral o Pepito Grillo aquí es el personaje de Karl Marlden, mucho más sensato que Patton); tampoco cuadra en una película militarista que comience con la arenga más famosa de la historia y justo después se muestre en los títulos de crédito una masacre, le pareció raro hasta a George C. Scott que pidió poner la arenga en otra parte del filme. Acabó de liarla un imperialista como Richard Nixon que la consideraba una de sus películas favoritas. Vista recientemente en pantalla grande, me sigue pareciendo uno de los mejores biopics de la historia del cine, el mejor filme de Franklin J. Schaffner después de El planeta de los simios y una de las mejores interpretaciones de la historia del cine con un colosal George C. Scott, Ganó siete Oscars, entre ellos película, director, guión y actor para Scott, que salvo despiste mío fue la primera persona que rechazó el premio porque no estaba de acuerdo con los galardones, no le gustaba que aquello pareciese una carrera de caballos a ver quién llegaba primero.
No ganó el de banda sonora, fue para la más popular y más discutible Love story, pero ha quedado como una de las más grandes creaciones de Jerry Goldsmith, su fanfarria principal es mítica y uno de los temas más famosos de su discografía.
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