Aún siendo una de las primeras novelas importantes de la literatura de EEUU y siendo precursora de lo que sería después el western, es extraño que El último mohicano tenga tan pocas adaptaciones al cine, que me conste una protagonizada por Randolph Scott en los 30, un western español y uno alemán ambos en los 60 (sin estar seguro al 100 %, creo que no he visto ninguna de las tres) y la de 1992, sin duda la más conocida y la que hoy ocupa mi artículo.
Reconozco que la he apreciado más con el tiempo. A Michael Mann antes del estreno del filme lo conocía más como productor de Corrupción en Miami, Ladrón la recordaba mal y El torreón y Hunter aún no las había visto, tendrían que llegar posteriormente Heat, El dilema y Collateral para que lo admirase. En 1992 el filme me entretuvo, pero no estaba entre mis películas favoritas de aquel año, tuvo que pasar un tiempo para que lo apreciase como un notable filme de aventuras (yo no lo considero exactamente western), aún así prefiero El dilema y los trhillers de Mann. El filme tuvo un gran éxito, sobre todo por la interpretación de Daniel Day-Lewis y por la banda sonora, aunque tuvo cierta división de opiniones entre la crítica, que aquí incluso le dio el Yoga al peor director.
La banda sonora se convirtió en seguida en una de las más icónicas de comienzos de los años 90. Compuesta por Trevor Jones y Randy Edelman, me parece maravillosa y un clásico.
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