Con permiso de algún antecedente más modesto como Capitán Carey, Quo vadis marca el comienzo del desembarco de Hollywood en Europa. Ya era el plan de Metro Goldwyn en los 30, pero la Segunda Guerra Mundias retrasó los planes. A partir del éxito del filme, Italia y posteriormente España se convirtieron en la segunda casa de Hollywood con numerosas superproducciones.
Y con permiso de Sansón y Dalila, también es el comienzo de la era dorada del peplum, tanto en su versión griega, Antiguo testamento o cine de romanos. Tanto en Hollywood como en Italia se convirtió en uno de los géneros de más éxito en toda la década de los 50 y principios de los 60 hasta que La caída del imperio romano y La historia más grande jamás contada fracasaron y pasó a mejor vida salvo en momentos puntuales.
Quo vadis ha envejecido en algunos aspectos (la trama religiosa se me hace más pesada que en otros peplum, pero sigue siendo un gran espectáculo. Es bastante más imperfecta que por ejemplo Ben-Hur, Espartaco o Cleopatra, pero destaca por sus escenas de masas en el circo romano y por la gran interpretación de Peter Ustinov como Nerón, bien acompañado aunque no a su nivel por Robert Taylor, Deborah Kerr, Leo Genn y Finlay Currie. Participó como extra Sophia Loren (aunque yo soy incapaz de distinguirla entre tanta gente) y se puede ver junto a Ustinov a un nadador olímpico llamado Carlo Pedersoli, que con un aspecto físico muy diferente se haría conocido posteriormente como Bud Spencer.
La banda sonora es la primera aportación al género de Miklos Rozsa. Como es habitual en el maestro, es formidable, especialmente en el uso de los coros y la música exótica de reminiscencias árabes.
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