Cecil B. de Mille ha pasado para muchos a la historia del cine como el gran director de superproducciones bíblicas. No es incorrecto evidentemente siendo el director de la versión muda de Rey de reyes, El signo de la cruz, Sansón y Dalila y dos versiones de Los diez mandamientos, pero dejarlo solo en eso es olvidarse de sus grandes aportaciones al western (The plainsman, Unión Pacífico, Los inconquistables), la comedia (Madame Satán y la primera versión de Chicago, el famoso musical parte de una película muda producida por él y que se dice participó como director no acreditado), el filme bélico (Por el valle de las sombras) o el cine circense (El mayor espectáculo del mundo). Siempre me ha parecido uno de los grandes de la historia del cine, aunque sea denostado por algunos por su grandilocuencia e ideas conservadoras.
Dentro de sus producciones bíblicas, las dos más famosas son las dos versiones de Los diez mandamientos. En la versión muda de 1923, la historia de Moisés y el Éxodo solo ocupa la primera parte de la película (unos 50 minutos), ocupando el resto una historia moralista ambientada en los años 20. Solo la he visto una vez, es muy notable, aunque la parte de los años 20 no ha envejecido bien.
La segunda es la película de 1956 que todos conocemos. Fue el último trabajo del director, el más costoso y la película mas famosa basada directamente en los hechos de la Biblia. Tiene grandes interpretaciones de Charlton Heston (la voz original de la zarza ardiendo también es la suya), Yul Brynner, Anne Baxter y Edward G. Robinson y escenas míticas como la del Mar Muerto y la adoración al Becerro de Oro. No necesita presentación, es un clásico de la Semana Santa y probablemente caiga en alguna televisión la próxima semana (no son muy originales los programadores de televisión, y mira que hay cine bíblico donde elegir, de Mille siempre es bienvenido, eso sí).
La banda sonora es uno de los primeros trabajos importantes de Elemer Bernstein, Por lo que dicen, de Mille solo lo había contratado para componer parte de la banda sonora y el compositor previsto era Victor Young, fallecido ese mismo año 1956. Bernstein quedó finalmente como único compositor, su banda sonora es una maravilla, de un tono grandilocuente que encaja perfectamente con el cine que hacía de Mille, es uno de los trabajos más famosos e icónicos del género bíblico.
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