Cuando en 2000 vi en cines la versión cinematográfica de la serie South Park sin haber visto nada entonces de la serie, no salía de mi asombro: no había visto nunca tanta desvergüenza, cachondeo, mala leche, palabras deslenguadas, etc, etc. Luego sí vería la serie, pero la película me sigue pareciendo una obra maestra de la animación adulta y políticamente incorrecta. La historia de cuatro niños sin pelos en la lengua salvando al mundo del apocalipsis provocado por el demonio y un pérfido Sadam Husein sigue siendo divertidísima.
Para tamaña desvergúenza se necesita un músico de gran talento. A Marc Shaiman lo solemos relacionar con bandas sonoras más amables (incluido el cameo en el divertido musical que cierra la serie de Marvel Hawkeye), pero aquí se desmelena y nos regala un buen puñado de divertidísimas canciones sin pelos y las lengua, de las cuales Uncle fucker (por una vez genial traducción al español con lo de Eres un cabrón hijoputa) y Blame Canada son ya dos grandes clásicos de uno de los mejores trabajos del excelente compositor estadounidense.
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