La historia de Robert Franklin Stroud, condenado a cadena perpetua por el asesinato de dos personas y convertido posteriormente en un experto en aves sin haber podido salir nunca de la cárcel (murió un año después de la película) fue convertida en película en 1962. Se convirtió en uno de los grandes clásicos del cine carcelario, con una memorable interpretación de Burt Lancaster, muy bien acompañado por Karl Malden, Thelma Ritter y Telly Savalas en su primer papel destacado en cine antes de que se rapase el poco pelo que tenía. Tuvo cuatro nominaciones al Oscar, entre ellas las de Lancaster, Ritter y Savalas.
La banda sonora es un formidable trabajo de Elmer Bernstein, uno de mis preferidos del maestro fuera del western, refleja como nadie el ansia del libertad de un preso.
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