En los 80, Blake Edwards da ciertos síntomas de declive, si bien aún tiene obras maestras como Victot o Victoria y Cita a ciegas, empiezan a abundar las películas que no están a su nivel habitual, como Asesinato en Beverly Hills o las dos que hizo de La pantera rosa tras la muerte de Peter Sellers, o que son fallidas como SOB o Mis problemas con las mujeres. Una cana al aire es para mí su última gran película, luego vendrían una muy floja, Una rubia muy dudosa, y un desastre, El hijo de la Pantera rosa.
Una cana al aire cuenta la historia de un mujeriego al que sus sucesivos ligues le meten de lío en lío, Es irregular, tiene algún momento flojo y el reparto femenino no está en general a la altura (salvo despiste mío, ninguna de las actrices jóvenes de la película hizo alguna cosa destacada después) y tiene momentos muy divertidos, especialmente una memorable escena en la oscuridad con unos condones fosforescentes.
Es la película más conocida del actor cómico estadounidense John Ritter con permiso de Permanezca en sintonía. Ritter había tenido gran éxito con Apartamento para tres, remake de Un hombre en casa, y aprovechó bien unos años el éxito de Una cara al aire con Permanezca en sintonía, Este chico es un demonio y ¡Qué ruina de función!, pero fallecería a los 54 años por problemas coronarios. Le acompañan muy bien en la película dos grandes actores secundarios como Vincent Gardenia y Nina Foch, y es uno de los pocos papeles en películas no musicales del gran coreógrafo Michael Kidd, que aquí interpreta a un psiquiatra.
Es uno de los trabajos menos inspirados de Henry Mancini en sus colaboraciones con Edwards. Su música instrumental tiene muy poco peso en la película, de hecho no he podido encontrar ninguna grabación de la misma. Lo más recordado es la canción de Ivan Neville Falling out of love.
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