sábado, 17 de diciembre de 2016

Paterson



Hay directores a los que admiro profundamente (la lista es larga: Hitchcock, Chaplin, Ford, Buñuel, Berlanga...), hay directores a los que no soporto ni en pintura (Bay, Garci, Emmerich...) y hay directores que me dejan un tanto frío, que reconozco que tienen talento, pero que no me acaban de llegar a pesar de la legión de fans que suelen tener, como von Trier...

Y como Jim Jarmusch, sus películas pecan en general de historias minimalistas que no me acaban de ser redondas, y esto se acentúa en este Paterson que muchos consideran obra maestra y que yo considero bluff hinchado con protagonista insoportable. De tan minimalista que ha querido ser, Jarmusch se ha olvidado de contar una historia que me interese, o la alargado tanto, que me llega a aburrir, no le encuentro la gracia a contar la historia de siete días en la vida de un conductor de autobús poeta con pareja que prepara galletas, en un pueblo famoso por ser la patria de Lou Costello, y más si buena parte de esa narración es repetitiva, el filme me parece un filme alargado más de lo que debería, le sobran bien bien por lo menos 30 minutos. Algunos le llamarán poesía, yo le llamo aburrimiento, allá cada uno, no debo ser el único, se fue de vacío, cuando muchos lo daban por favorito (de las que he visto del festival, le ganan claramente la partida Verhoeven, Almodóvar, Loach y, si, Refn, pese a quien pese, espero que no me decepcione la multipremiada Toni Erdmann cuando llegue a España).

Mención aparte merece Adam Driver. No puedo con él, para mí verlo en una pantalla para mí es como una pesadilla más redundante que la historia de su personaje, el perro de la película (lo mejor de ella, es todo un descubrimiento) sabe mucho más de cómo interpretar que Driver. Desgraciadamente, lo tendremos en Star wars, episodio VIII, apañados vamos.

Nota sobre 10: 4



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