Han pasado veinte años del estreno de Harry Potter y la piedra filosofal, y sigo pensando lo mismo que entonces, que a pesar de sus aciertos no es precisamente de mis sagas favoritas. Sigo pensando que Chris Columbus solo es un buen director de actores y de niños especialmente, pero que sus películas tiran a flojas, que la saga homenajea en demasía a personajes de otras procedencias (especialmente El señor de los anillos) y que Lord Voldemort me parece un villano ridículo en todas sus formas por bien que esté Ralph Fiennes (me parece mejor villano el personaje de Jason Isaacs). Eso sí, reconozco que las películas no aburren, que tiene grandes aciertos de casting (Radcliffe, Richard Harris y a su muerte Michael Gambon, Alan Rickman, Maggie Smith, Robbie Coltrane, Jason Isaacs, Gary Oldman, David Thewlis, Timothy Spall o Imelda Staunton no me los imagino interpretados por otros actores, por no hablar de personajes más episódicos y menos importantes como John Hurt o John Cleese) y la influencia que ha tenido la saga en el cine comercial para bien o para mal, pero no es de mis sagas preferidas de este siglo.
El que sí logró la excelencia fue John Williams en las bandas sonoras. Las tres que compuso son excepcionales, con un tema principal que ya es un clásico; las siguientes se notó mucho la ausencia del maestro.
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