domingo, 21 de noviembre de 2021

Años de sequía

 




Esta semana han coincidido dos películas que de una manera u otra vienen de la tradición británica del llamado whodunit, obra dedicada a la resolución de un misterio criminal. Voy a hacer las dos críticas sin spoilers (como digo yo en broma siempre, no diré que el asesino es el mayordomo, uy, que ya lo he dicho), pero como siempre habrá que dirá aquello de que es previsible o tramposa, como alguien que ha hecho whodunits cómicos en teatro, diré que a veces lo previsible está buscado para tener complicidad con el espectador y que la trampa es un recurso más (todos los grandes lo han utilizado: Hitchcock, Christie, de Palma o Argento), para hacer un giro sorpresa hay que ocultar cosas y se puede caer en la "trampa". Lo más importante para mí es la manera de narrar y la dirección de actores que el enigma en sí, siempre comento que La ratonera me huelo al o la culpable desde el principio, pero que como obra es más que notable. Pasemos a los dos filmes con whodunit.

Años de sequía, de procedencia australiana es una tradicional intriga detectivesca, con la salvedad de que se desarrolla en un territorio desértico y casi toda de día, algo no demasiado habitual en el género. Narra la historia de un policía sospechoso de haber cometido un crimen en el pasado, y que debe volver a su pueblo para averiguar si su mejor amigo es el culpable o no de la muerte de su mujer e hijo antes de suicidarse. Aunque el culpable es algo previsible, se le ve venir viendo los sospechosos, el poco conocido director Robert Connolly maneja con habilidad la intriga, y se beneficia de un ambiguo Eric Bana (hasta el final no se aclara lo que ocurrió en el pasado), bien acompañado por un reparto muy poco conocido. Le sobran algunos minutos, pero es entretenida y una grata sorpresa, me parece un buen filme comercial.

Nota sobre 10: 7


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