A veces es muy difícil etiquetar una película dentro de un género, cuando bebe de varios y no sabes donde encuadrarla. Es lo que me pasa con El hombre de las mil caras, el nuevo largometraje de Alberto Rodríguez, sobre Francisco Paesa y la tocata, fuga y "captura" de Luis Roldán. Aparentemente, es un trhiller de espionaje muy en la linea de John le Carré con personajes grises y poco heroicos (siendo generosos, son todos una panda de mangantes). Pero si uno se lo piensa bien, el tono sarcástico que tiene todo el filme me hace pensar que hay que ponerlo en otro género, en la comedia, el que usó Mankiewicz en El día de los tramposos o Mujeres en Venecia o lo que hizo Donen creando una comedia como Charada con apariencia de thriller. Para mí, El hombre de las mil caras es sobretodo un esperpento picaresco, la historia de un tipo como Paesa capaz de engañar hasta a su propia madre y salir intacto, sin un rasguño y libre de cargos, y la historia de un pobre diablo como Roldán que hizo el deporte nacional del robo tan poco discretamente como para pillarlo (es casi el Torrente de los chorizos comparado con gente como Rato y Fabra). Alguno dirá que el filme necesitaba más caspa la historia, pero creo que incluso la elegancia con que está rodada le da incluso más mala leche. Destacar sobretodo la gran interpretación de Eduard Fernández y el estupendo trabajo como Luis Roldán de Carlos Santos, sin embargo José Coronado tiene un papel de poco lucimiento y se nota, y a Luis Callejo se les ha ido la mano con la esperpéntica caracterización como Juan Antonio Belloch, y también el notable trabajo de ambientación, si no fuera porque he visto en algunos documentales lo que han rodado en España y en decorados con croma, en muchos momentos da el pego de que están en París y en Alemania. No es la mejor película del año porque me parece superior Tarde para la ira, pero sí me parece una película muy notable.
Nota sobre 10: 8
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