Marvel sigue echando mano de su enorme catálogo con un nuevo personaje, Stephen Strange, doctor que tras un accidente en el que le quedan inutilizadas las manos se convierte en hechicero.
Y les ha salido una estupenda película de superhéroes, a pesar de que alguno se pueda echar las manos a la cabeza al ver que han tomado demasiada buena nota de la imaginería visual de Origen (la ciudad que se plega a sí misma y la persecución sin gravedad por el pasillo) y los cambios en el villano más conocido del comic del Dr. Strange (no revelaré su identidad para no hacer spoiler, porque solo se descubre en la escena final de los títulos de crédito, en este caso sí que no conviene perdérselos). Un filme tremendamente entretenido, visualmente muy potente y con un excelente actor como protagonista como Benedict Cumberbatch, muy bien secundado por Tilda Swinton que parece una mezcla entre un lama y Yoda y Benedict Wong, aunque quizás Mads Mikkelsen no está tan brillante e inquietante como otras veces (quizás no ayuda que el villano de esta entrega no sea el más conocido de los enemigos del Dr. Strange) y Chiwetel Ejiofor no tiene un personaje muy lucido. Muy recomendable y con una banda sonora notable del gran Michael Giacchino, muy por encima de la media de las habituales de Marvel.
Y como comentaba antes, hay sorpresas en los títulos de crédito. La primera, la aparición invitada de otro conocido superhéroe de Marvel, que anticipa su película de próximo estreno, aunque el diálogo tiene detalles que no cuadran con lo que vimos en la última película suya (supongo que necesitarán explicación en la próxima película). La otra afecta a uno de los personajes de Dr, Strange, está en la línea con lo que se hizo en El secreto de la pirámide: los aficionados al comic lo habrán sabido durante el filme por el nombre del personaje, pero uno de los actores que salen en el filme es realmente el villano más conocido de Dr. Strange, aunque hasta ese momento no lo parezca.
Nota sobre 10: 7
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