Pasen y vean, más difícil todavía: Asesino a sueldo, contable blanqueador de dinero (la crisis debe haber llegado al crimen, ya hacen hasta pluriempleo), autista, coleccionista de arte EN UNA CARAVANA y alguna cosa más que me callo para no hacer spoiler, muy completo el protagonista de esta solemne chorrada titulada El contable (dicen que era el guión que circulaba por Hollywood con más posibilidades de funcionar para hacer una saga, me pregunto cómo deberían ser los otros).
Aparte de que yo no considero,como discapacitado mental que soy, muy ético poner a un personaje con un transtorno como es el autismo a hacer criminal (los títulos de crédito agradecen a diversas asociaciones contra el autismo su colaboración, quiero ser benévolo y pensar que no les explicaron de qué iba la película, porque si no no entiendo la colaboración), de entrada la propuesta me parece un completo despropósito, han querido pasarse de originales haciendo un nuevo Jason Bourne, y les ha salido una cosa completamente inverosímil y absurda. Eso, el planteamiento, porque lo que intuía se hace realidad: el guión se aguanta como puede mientras no da explicaciones, aunque comete el error de poner como villano a alguien que salta enseguida a la vista que es el malo.
Pero en el momento en el que el policía que interpreta J K Simmons explica a la agente novata (otra cantada de guión: dudo mucho que metan a agente a alguien con un pasado criminal) su pasado, aquello no es que sea inverosímil, es que hace más aguas que el Titanic, el guionista Bill Dubuque (el único guión que recuerdo de él, El juez, era flojito, pero es de Oscar, Pulitzer y Nobel al lado de este) empieza como un mal trilero a sacarse ases de la manga , y a hacer giros de guión disparatados en dos personajes clave y en uno (el de la voz de la ayudante de Affleck) que solo habíamos oido por teléfono a cual más disparatado. Película mala, no, lo siguiente, de la que solo se salvan (y eso estando en horas bajas) tres excelentes secundarios como John Litgow, J. K. Simmons y Jeffrey Tambor, aunque hay que reconocer que Ben Affleck nació para el papel, con lo inexpresivo que es casi siempre, da el pego de persona ausente y de nula empatía.
Nota sobre 10: 1
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