De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, dice el refrán. Pues eso le podría decir a Oliver Stone, algo así como el padre cinematográfico de Michael Moore. Stone fue en sus mejores momentos (la trilogía de Vietnam o JFK) la mayor piedra en el zapato que le salió desde Hollywood al gobierno americano, pero hace tiempo que perdió el rumbo, creo que más o menos cuando hizo aquella vergonzosa oda a los caídos el 11 S que era World Trade Center, no ha vuelto a levantar cabeza desde entonces.
Y aunque Snowden sea algo mejor que sus anteriores trabajos, no le llega a la planta del pie a sus mejores trabajos por una razón principal (además de que se le adelantaron, Citizen four es una obra maestra sobre Snowden muchísimo mejor): puedes hacer un panfleto si quieres (el de Stone lo es, de un maniqueismo alarmante y sin plantearse la menor duda sobre el personaje, lo convierte en un santo, esto es una hagiografía en toda regla), pero hazlo con clase, no lo conviertas en un telefilme del montón. El filme de Stone está plagado de tópicos narrativos mil veces vistos en otros filmes sobre biopics, sobra o se le da mucha importancia a algo que no aporta demasiado, la relación con su novia (lo más tópico de un biopic, convertirlo en una historia de amor, cuando no es lo importante) y lo del cubo de Rubik está filmado de manera tan artificial que no es creible, y es un elemento a la postre clave. Añádase música "celestial" a la parte final (más tópico en un panfleto y una hagiografía, imposible) y el resultado está servido: un filme fallido. Le doy un aprobado alto por el gran actor que es Joseph Gordon-Levitt y por el muy creible villano que interpreta Rhys Ifans, pero el tema daba mucho más de sí, en conjunto me parece un filme muy fallido.
Nota sobre 10: 6
No hay comentarios:
Publicar un comentario