Como dije en la canción ganadora de 1938, hemos casi olvidado injustamente al director Mitchell Leisen, incluso hay quien le dice que es un tanto ñoño y le regatea el mérito diciendo que dos de sus mejores películas (Medianoche, Si no amaneciera) el mérito es del guionista, Billy Wilder.
Pues Leisen tenía talento, y para muestra, el comienzo del filme protagonizado por Alan Ladd Capitán Carey: tras los títulos de crédito en un idílico lago, un personaje con una guitarra mira fuera de cámara, mira después adentro de la casa y empieza a cantar una canción italiana. Los soldados americanos que están dentro con Alan Ladd se espantan y vemos que al lado del cantante aparece un pelotón de soldados nazis (la canción del guitarrista era la señal de alarma para los de dentro). En poco más de un minuto, y con muy pocas presentaciones se nos ha explicado dónde estamos, en qué época pasa y lo que estás sucediendo, esa capacidad de síntesis solo la posee un director con mucho talento, una lástima que esté olvidado Leisen.
Y la película, un híbrido entre filme bélico y trhiller no muy habitual en la época, ha quedado muy olvidada salvo en el lago lombardo de Orta donde se rodó, donde los guias nos recuerdan que Alan Ladd estuvo rodando en este precioso enclave. Pero la canción italiana se convirtió en un clasico, ganador del Oscar en 1950: Mona Lisa, con música y letra de Ray Evans y Jay Livingston.
Versionada desde el mismo 1950 por gente como Elvis Presley, Willie Nelson o Andy Williams, la versión que ha permanecido para siempre es la del cantante afroamericano Nat King Cole, y vuelta a utilizar en películas como La ventana indiscreta o Mona Lisa de Neil Jordan. Hoy es todo un clásico, aunque pocos recuerdan su origen en el filme de Leisen. Fue la primera canción que no venía de un musical o un filme de animación que ganó el Oscar.
Entre las nominadas estaba otra de las canciones más famosas de Disney, Bibbidi-Bobbidi-Boo, de La cenicienta.
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