La maldición de las adaptaciones al cine de videojuegos continúa en este engendro titulado Warcraft. Todo lo visto en este filme es un refrito indigesto y sin alma de El señor de los anillos, de Juego de tronos, de Avatar, de la Biblia y de lo que se les ha puesto por delante, en el que uno está deseando desde el principio que la cosa acabe desde el minuto uno y acaba lamentando perder el tiempo en una tontería semejante. Es una seria candidata a ser una de las peores películas de la temporada estival, y el primer patinazo en la hasta ahora prometedora carrera de Duncan Jones, espero que vuelva a la buena senda de Moon y Código fuente. Solo se salva la música de Rawan Djamadi, aunque tampoco es de sus mejores trabajos.
Nota sobre 10: 2
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