Queda claro que los buenos tiempos de Alex Proyas (El cuervo y sobretodo Dark city) quedan ya muy lejos. Dioses de Egipto va camino de ser la principal candidata en EEUU a los razzies de este año, y quizás sea exagerado (para mí le supera con creces Alicia a través del espejo), pero está muy, muy lejos de ser una buena película.
Lo que sí es es un engedrete en la línea de Furia de titanes (que no de Juego de tronos, esto es un peplum, no una fantasía medievo-fantástica, algún crítico se sigue haciendo un lío), un desmadre sin orden ni concierto que pretende homenajear al peplum fantástico, a Ray Harryhausen y a Indiana Jones y se queda en un pandemonium de efectos especiales, con menos guión que el prospecto de un analgésico (que falta hace, puede producir dolor de cabeza). El reparto, a la altura, Nicolaj Coster-Waldau sigue sin dar la talla en Hollywood fuera de Juego de tronos, Gerard Butler sigue viviendo de las rentas de 300 y los actores jóvenes me pregunto qué casting habrán pasado. Un merecido batacazo comercial, del que solo se salva la notable banda sonora de Marco Beltrami.
Nota sobre 10: 3
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