Cuando quieren y le dejan, sigue siendo una de las más grandes. Una madre imperfecta sería una película del montón, casi un telefilme de sobremesa, sin la presencia de una enorme Susan Sarandon, que hace creible el papel poco improbable de viuda que intenta ayudar a su hija y rehacer su vida ayudando a los demás (no es un comentario homófobo, o al menos no lo pretende, pero la historia con la lesbiana no hay quien se la crea). Sarandon es el alma de la película, junto al siempre excelente J K Simmons, el papel de Rose Byrne es bastante menos lucido. Película simplemente agradable, le doy algo más de nota por sus intérpretes.
Nota sobre 10: 6
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