No hay mucha gente de la historia del cine que haya llegado a los 100 años, que me vengan a la cabeza George Burns, Bob Hope y Manoel de Oliveira, por eso hay que celebrar el centenario hoy de una de las grandes estrellas del Hollywood clásico, la actriz nacida en Tokyo Olivia de Havilland, que formó con Errol Flynn una de las parejas artísticas más célebres del cine de los 30 y 40, que es la última sobreviviente de Lo que el viento se llevó. que fue pionero en romper su contrato con un estudio (Warner), que se convirtió en una gran actriz de carácter ganando dos Oscars por La vida íntima de Julia Norris (rebautizada por la censura, el personaje se llamaba Jodie, pero les sonaba mal) y La heredera, que se las hizo pasar canutas a Bette Davis en Canción de cuna para un cadáver y que acabó su carrera como muchos haciendo películas de catástrofes y televisión. Y sonará a tópico, tuvo su mayor enemiga en casa, su rivalidad con su hermana Joan Fontaine también en mítica. Que aún disfrute de unos cuantos cumpleaños más.
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