He de reconocer que la primera vez que vi Rollerball me decepcionó, no acababa de entender la distopía sobre ese mundo frío ultracapitalista (algunos lo han confundido con mundo comunista, creo que el universo que retrata Rollerball está mucho más cerca del fascismo que del comunismo) y solo me gustaban los tres partidos de aquel ultraviolento deporte. Vista con los años, la edad y con más distopías creo que ha ganado con el tiempo, da más miedo ahora ese mundo corporativista y frío en el que no es que se haya eliminado la cultura, es que se han eliminado algunos siglos de la historia, el gran hermano ordenador no tiene forma es agua, los burócratas mandatarios parecen sacados de cualquier consejo de empresa globalizada (acertaron hasta en las reuniones telemáticas) y se ha reconvertido la lucha de gladiadores romana en un espectáculo ultraviolento. Es un muy notable trabajo del demasiado infravalorado a veces Norman Jewinson y tiene grandes interpretaciones de James Caan y John Houseman, con un grande como Ralph Richardson en un breve papel.
La adaptación musical de André Previn se basa especialmente en piezas musicales clásicas como la Tocata y fuga o La bella durmiente o en el Adagio "de Albinoni" (entre comillas porque no está claro el origen, que no es barroco). Le da el tono perfecto entre inquietante y triste que requiere el filme.
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