El cine de terror español tuvo su máximo momento de esplendor en los 60 y los 70, con nombres como Jordi Grau, Chicho Ibáñez Serrador, Jess Franco, Amando de Ossorio y Eugenio Martín entre otros. Donde no les dejaba llegar la censura o la falta de presupuesto lo cubrieron con mucha imaginación, humor y cara dura. De esa época nos llegaron clásicos como Quién puede matar a un niño, La residencia, No profanar el sueño de los muertos, Ceremonia sangrienta, La noche del terror ciego, Pánico en el Transiberiano y un buen puñado más, ya ha aparecido alguna aquí y vendrán más.
Pero si hubo en el cine de terror un actor y director icónico y carismático fue Paul Naschy. De nombre auténtico Jacinto Molina. Este antiguo deportista que había destacado anteriormente en halterofilia hizo casi todo tipo de personajes clásicos en el cine de terror, y fuese mejor o peor la película, siempre estaba bien, pero ha pasado a la historia del cine como el más icónico hombre lobo, le dio una humanidad y un sentido de la fatalidad como pocos le han dado a los monstruos del cine de terror. Sigue siendo referencia y objeto de culto entre los aficionados al cine de terror.
De los filmes que le conozco o recuerdo, mi preferido es La noche de Walpurgis, de 1971. No la dirigió Naschy, sino el director argentino afincado en España Leon Klimovsky, y en ella se mezclaba con mucha habilidad la licantropía y el vampirismo, con un Paul Naschy en todo su esplendor. Todo un clásico del cine de terror hispano.
La banda sonora corrió a cargo de otro grande como Antón García Abril. Como siempre en el maestro, es magnífica, y como casi siempre en el cine español de la época, suele costar encontrar grabaciones, por eso pongo menos cine español del que me gustaría.
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