De acuerdo, a Rowan Atkinson le sienta mejor el formato corto y televisivo que el largo y cinematográfico, y Mr. Bean tiene más gracia que Johnny English. Pero ello no quiere decir que esta tercera entrega del patoso y analógico agente secreto, enfrentado aquí a un villano tecnológico, no tenga la gracia. Tiene momentos divertidos (el mejor, el del restaurante), el cameo de tres grandes del cine británico en una graciosa escena (extrañamente no lo recoge ninguna base de datos, ni IMDB ni Filmaffinity) y se pasa volando. Tal como está de capa caida actualmente la comedia en general, no es poco.
Nota sobre 10: 5
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