De Raul Arévalo ya sabíamos que era uno de los actores con más talento del cine español, ahora con Tarde para la ira, el primer largometraje que ha dirigido, creo que puedo decir que está en camino también de ser un director muy a tener en cuenta, siempre con la duda de cómo serán sus próximos filmes.
El caso es que Tarde para la ira es un demoledor y extraordinario debut. Arévalo ha tomado nota de toda la tradición del cine policíaco español, le ha añadido algunos homenajes al western (un inmenso Antonio De la torre maneja el rifle con tanto desparpajo como Clint Eastwood en Sin perdón, y está tan enloquecido por la venganza como Gregory Peck en El vengador sin piedad; también algunos primeros planos me recuerdan a Leone), algo del Sam Peckinpah de Perros de paja y mucho de Pascual Duarte y Carlos Saura, y ha conseguido un gran filme negro (negrísimo) sobre las nefastas consecuencias de un atraco a una joyería y el reguero de sangre que provoca la venganza de uno de los personajes. El filme no da un respiro y se pasa volando en poco más de hora y media, y tiene sus mejores bazas en su reparto, aparte del ya mencionado De la torre, Luis Callejo hace un estupendo antagonista, y no le van a la zaga Ruth Díaz, Manolo Solo y Raul Jiménez. De momento, la mejor película española del año.
Nota sobre 10: 9
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