A ver cómo explico esto sin irme demasiado de la lengua. El lenguaje del cine es diferente de la literatura, y hay trampas que se consienten y otras que no: se puede hacer una elipsis para que no se vea una escena clave (la más representativa de esto sería el arranque de El sexto sentido) o se puede admitir que un personaje mienta en lo que dice (es lo normal si un personaje es el asesino), lo que queda muy mal es que se mienta en un flashback, es la peor trampa que se puede hacer en una película y la menos admitida, porque se da una información falsa al espectador para sorprenderlo, para mí es una opción rastrera.
En mi opinión ese uso mentiroso del flashback es lo peor que tiene Secuestro, el segundo largometraje dirigido por Mar Targarona tras el ya lejano y no muy recomendable Muere mi vida. De haberse narrado sin flashbacks no pasaría de un anodido trhiller sobre niño sordo secuestrado y madre vengativa con sorpresa final, uno más entre muchos y no demasiado inspirado. El problema es que Targarona y el guionista Oriol Paulo se han pasado de listos y son como los malos tahures, hacen trampas donde no deben, mienten como bellacos y consiguen que el filme sea un despropósito en que nada es creible y que puede provocar carcajadas en su desastroso final. Y lo peor es que han convencido para hacer el filme a un buen plantel de actores que poco pueden hacer con el berenjenal en que les han metido: Blanca Portillo, Antonio Dechent, José Coronado, Andrés Herrera y Vicente Romero hacen pura y llanamente el ridículo. De la quema solo se salva el niño Marc Domenech, sordo en la realidad, y que es el único que tiene un personaje creible en su historia y en sus reacciones. lo demás es para salir corriendo. De momento, la peor película española que he visto este año.
Nota sobre 10: 1 (por Domenech, a lo demás le hubiese puesto un cero mondo y lirondo)
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