Su primera película fue una anomalía en su carrera, una película dramática, eso sí, una de las mejores películas de los años 60, Bonnie & Clyde. No fue nada malo el debut del actor, guionista y director hoy fallecido, el gran Gene Wilder.
Tuvo que llegar su segunda película y primera colaboración con uno de los mejores directores cómicos de la historia, Mel Brooks, quien debutaba con Los productores y que le supuso el Oscar a Brooks y la primera nominación al Oscar a Wilder, para ver que lo suyo no iba a ser el drama, sino la comedia. A partir de ahí, solo o en compañía de sus compinches Brooks, Marty Feldman y Richard Pryor la carrera de Gene Wilder es impresionante: Empiecen la revolución sin mi, Willy Wonka, el memorable sketch de la oveja de Todo lo que quiso saber sobre el sexo pero temía preguntar, Sillas de montar calientes, El principito, El jovencito Frankestein (segunda nominación al Oscar, esta vez como guionista), El hermano más listo de Sherlock Holmes (el primer largo que dirigió), El expreso de Chicago, El rabino y el pistolero, Locos de remate, La mujer de rojo, Terrorífica luna de miel y No me chilles que no te veo, entre otras que lo confirman como uno de los actores cómicos con más talento de los años 70 y 80. Extrañamente desaparecido del cine a los 58 años, aunque siguió trabajando más tiempo para televisión. Descanse en paz un gran cómico, al que hace mucho echamos de menos viendo como está el panorama de la comedia estadounidense actual.
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