No conozco la filmografía anterior del director sueco Björn Runge, pero esta película La buena esposa, sin ser mala ni mucho menos, está mejor en intenciones y en interpretaciones que en resultados. El guión como mínimo es discutible viendo el final (aunque se ve venir ya desde el trailer), dado lo previsible de su desarrollo y que no me acaba de convencer que una mujer inteligente se enamore hasta el tuétano de un capullo integral por mucho Nobel que gane (puede pasar, pero aquí no me convence, no es creible); no me convence tampoco el personaje del periodista mosca cojonera que es Slater, me parece innecesario para activar el conflicto entre marido y mujer, y Max Irons está tan mal como siempre que le he visto actuar. Pero si el filme (sin dar más pistas por los spoilers, me parece un cruce entre Casa de muñecas y un famoso western, al menos viendo el final en el segundo caso) tiene interés es por la interpretación de sus dos protagonistas; el a menudo infravalorado Jonathan Pryce está excelente como marido, pero la que se lleva la palma es la gran Glenn Close, ella sí que hace creible su personaje de mujer de premio Nobel resentida por un secreto en el matrimonio, basta ver una de sus célebres miradas esquinadas con media sonrisa que hiere más que un cuchillo para entenderlo todo; Close levanta una película correcta y que en manos de otra actriz se quedaría en bastante menos.
Nota sobre 10: 6
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