En el mundo del arte de los siglos XX uno no sabe dónde acaba acaba la provocación y comienza la boutade (salida de tono que pretende ser ingeniosa y que resulta lo contrario, una estupidez), he visto ya tantas idas de olla (algunas geniales, eso sí) que ya estoy curado de espanto: bailarines imitanto a monos en pelotas, violaciones de personajes al ritmo de La bomba de King África, penetraciones anales de reyes, polvos varios con automóviles... ya no me sorprende nada.
Climax como provocación me parece pura y llanamente una boutade. Si como se ve en la primera escena, su intención era homenajear a grandes provocadores como Buñuel (El ángel exterminador está muy presente) o Fassbinder, el resultado es grotesco, absurdo, larguísimo, mareante, teatral en el peor sentido de la palabra y finalmente soporífero. Más que a Buñuel, esta rave que acaba en un viaje lisérgico me parece el remake de madre!, lo que no es muy halagüeño, con cosas tan "provcadoras", inútiles y ridículas como poner los títulos de crédito donde le da la gana de la película, ponerlos al revés (esto se la reservo para mi resumen final del año) o no verse ni un pimiento en muchos momentos del filme. Que esté siendo ovacionada en diversas sesiones de Phenomena y haya ganado el primer premio de Sitges me resulta inexplicable, para mí es una de las peores y más lamentables películas de 2018, solo se salva la interpretación como bailarines y pantomimos del reparto.
Nota sobre 10: 1
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