sábado, 6 de octubre de 2018

Ha nacido una estrella

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Antes de empezar con la crítica de la versión dirigida por Bradley Cooper de Ha nacido una estrella, me gustaría aclarar un poco el número de versiones que hay; oficialmente hay cuatro (1937, 1954, 1976, y 2018), pero muchos (incluido el director de una de ellas, George Cukor, lo pensaba), pero yo creo que hay dos más no oficiales, una anterior a todas ellas y una situada entre 1976 y 2018 y que es un homenaje muy evidente. La de 1932 es Hollywood al desnudo, dirigida por George Cukor, el director de 1954, no es exactamente igual, pero ya tiene muchas cosas de la historia de artista famoso conoce artista desconocida, se casa, la lanza al estrellato y comienza el declive de él. Y aunque en 2011 se dijo que The artist era un homenaje a Cantando la lluvia, yo siempre la ví como un remake inconfeso de Ha nacido una estrella, su guión tiene muchos puntos en común con ella, aunque el final del filme francés fuera bastante diferente.

Y aclarado esto, veo que va a haber bastante controversia con el filme, primer largo dirigido por Bradley Cooper, hay críticos que la han puesto por las nubes y críticos que la han puesto a los pies de los caballos. Yo después de verla, tengo un punto medio, ni tanto ni tan calvo. Creo que es mejor que la de 1976, que más que Ha nacido una estrella era Barbara Streisand Superstar, y creo que Cooper ha hecho un buen trabajo, pero tiene sus fallos.

Entre sus aciertos, y mal que le pese a algún crítico, que Cooper ha cambiado algo el punto de vista, de ser más importante el papel de la mujer, el nacimiento de la estrella, se ha centrado más en el personaje del hombre, el ocaso de otra estrella. Puede parecer divismo de Cooper siendo el director o caer en el tópico de artista atormentado, pero creo que no cae ni en lo uno ni en lo otro, le da más aliento trágico a una historia de amor que siempre ha sido muy potente; también ayuda el contrapunto del hermano del personaje de Cooper (si la memoria no me falla, no está en otras versiones), magníficamente interpretado por Sam Elliot,  el  ocaso como artista de Elliot como artista en detrimento de su hermano que se comenta en un momento de la película funciona creo que muy bien como espejo del personaje de Cooper. Lady Gaga cumple como actriz, con completa ausencia de divismo a lo Streisand, aunque el papel es menos agradecido que el de Cooper en esta versión. Gran banda sonora con dos canciones por encima del resto, Shallow e I'll never love again.

Defectos: se nota que Cooper es debutante; apunta maneras, tiene una potente elipsis en la escena del garaje, pero rueda alguno de los números musicales con una cámara demasiado nerviosa y le falta algo de sentido de la síntesis: Ha nacido una estrella en todas sus versiones menos en la de 1932 siempre ha sido una película larga (de 111 minutos en 1937 hasta 3 horas la de 1954, pasando por 2 horas y cuarto las de 1976 t 2018), pero aquí le hubiese ido bien una mano de tijera en una parte central que pierde fuelle.

Comentado todo esto, la versión de Cooper me parece más que respetable, no llega ni mucho menos al nivel de las versiones de 1937 y 1954, pero no es ni mucho menos el desastre que muchos temían; Cooper ha hecho un prometedor debut en la dirección, aunque debe limar defectos.

Nota sobre 10: 7






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