jueves, 20 de julio de 2017

La guerra del planeta de los simios




(Advertencia: este post hace algunos comentarios que se pueden considerar spoilers, quien no quiera saber algunos detalles del nuevo filme, mejor que no siga leyendo).


Recapitulemos lo que conocemos hasta ahora de la historia de El planeta de los simios, tomando como base las tres películas más recientes y las dos primeras protagonizadas por Charlton Heston: Bebé simio queda huérfano en laboratorio a la muerte de su madre (padre desconocido), enemigo humano se apiada de él y lo salva de la muerte acogiéndolo en su casa, al cabo de los años simio se rebela contra hombre y un virus acaba con la mayor parte de la población humana. Simio se esconde en un bosque edénico en una comunidad donde solo hay un mandato: simio no mata simio; uno de los simios no obedece el mandato, provoca la guerra y su muerte, y los simios tienen que huir. En una nueva guerra, los simios son esclavizados por un dictador-militar calvo humano… (hasta aquí puedo leer). Aproximadamente 2000 años después, y con la Tierra dominada por los simios, cuatro astronautas (Heston, sus dos compañeros y posteriormente James Franciscus), provocan una nueva guerra, y finalmente la vida desaparece de la Tierra.

Lo que voy a decir puede parecer una chaladura mía, y lo mismo lo es, porque nunca me había planteado que la saga de El planeta de los simios tuviera reminiscencias bíblicas, pero es que el final de esta Guerra del planeta de los simios (sus dos escenas finales, sobretodo, pero también el resto de la película me lo hace ver sí):  la primera película coincide más o menos con el Génesis (y la llegada del Mesías), el final de la misma y el principio de la segunda con el virus como ángel exterminador provocando el Diluvio, Koba en la segunda haciendo un cruce entre Lucifer y Eva rebelándose contra su “creador” (e incumpliendo el principal mandato, que cual manzana provoca la salida del paraíso), la tercera película la dejo para comentarla mejor aparte, y finalmente el Apocalipsis en las películas de 1968 y secuelas, con sus cuatro jinetes y uno de ellos provocando la hecatombe final.

Y la nueva película es el Éxodo. Había hablado antes del Mesías. César es Moisés (muy irónico que fuese el personaje que encumbró a Charlton Heston,) y el dictador- calvo- humano no es exactamente Kurtz (tiene cosas de él, también se comportaba como un dios) como todos están diciendo, es el Faraón de Egipto (Yul Brynner,  otro calvo ilustre) esclavizando al pueblo simio que está buscando la tierra prometida. Si alguien no acaba de creerse esta “locura” mía, que observe con detenimiento la hora final de la película, y especialmente las dos escenas finales, todo cuadra, regreso incluido del virus-ángel exterminador…

No sé en qué momento los responsables de la saga se plantearon esta deriva bíblica simia que ha acabado tomando la saga, creo que ya estaba planteada en el filme de 2011 y que lo único que ha hecho posteriormente es desarrollarse, no sé si calificarla de genial idea o de ida total de olla, que cada uno piense lo que quiera. Cinematográficamente hablando, creo que el final de la trilogía de César (no es descabellado pensar que la saga continuará, queda mucha “biblia” por delante hasta el apocalipsis) está algo por debajo de las dos entregas anteriores. Tiene un potente arranque con los primeros combates entre humanos  y simios, una huida al desierto post diluvio  de César notable  con aire de western, pero creo que el filme pega un notable descenso cuando el filme entra en el campo de concentración-Egipto (no es casualidad que los marines parezcan nazis y los simios judíos), creo que ahí le sobran unos cuantos minutos de “crucifixiones” y planes de “gran evasión” (otro homenaje bélico muy claro con ese túnel entrando en el campo). Recupera el vuelo con el enfrentamiento final entre César y el personaje de Woody Harrelson con la para mí mejor idea de guión de la película, y finalmente remata bien, pero de forma menos brillante de lo esperado y de un modo un tanto previsible (la escena final me la huelo desde el principio, y no solo por las connotaciones bíblicas). Filme notable, pero no la obra maestra que han dicho algunos, tiene demasiadas irregularidades y caídas de ritmo como para considerarlo así, y el simio cómico sobra, es lo peor de la película. Gran banda sonora de Michael Giacchino, y ojo con lo que ha hecho con la fanfarria de Alfred Newman que acompaña siempre a los filmes de 20Th Fox, tiene mucha guasa, la ha convertido en una fanfarria “simia”

Nota sobre 10: 7



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