Lord Greystoke reconvertido en un sosias de Indiana Jones (si se miran los trajes de los villanos Paul Freeman y Christoph Waltz, son prácticamente idénticos) y Spiderman con la tableta retocada de Cristiano Ronaldo. Suena a disparate, y lo es, pero en un personaje que se ha enfrentado a nazis, rusos y se ha convertido en objeto del deseo de Bo Derek ya ninguna propuesta es extraña. El caso es que poco queda del entrañable personaje que bordó Johnny Weissmuller (tampoco sería posible ahora con lo racistas que eran las películas de Metro y con las barbaridades que se solían hacer con los animales en los rodajes, aún se hacen, según vi en una exposición reciente en Barcelona), pero creo que el resultado es un entretenimiento veraniego bastante respetable, con mucha parafernalia digital (el que no la utilice actualmente en este tipo de películas me temo que está perdido) al que le falta quizás más chispa en la dirección en vez del anodino David Yates, una mejor interpretación de Alexander Skarsgaard (culpa creo de Yates, en otros filmes y series ha estado mucho mejor), un mejor diseño de personajes secundarios ( el de Samuel L. Jackson es poco más que una mano con pistola) y un actor como Christoph Waltz que empieza a encasillarse demasiado. Lo mejor, Margot Robbie, es un filme pasable simplemente, pero no es de lo peor de este verano.
Nota sobre 10: 6
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