Hay directores y actores que quedan marcados para bien o para mal por la película que les hace famosos, por muy larga que sea el resto de su filmografía, y Garry Marshall, fallecido hoy, es uno de ellos.
Marshall fue durante mucho tiempo un actor secundario no muy conocido fuera de su país (le podemos ver en Goldfinger no acreditado) y junto con su hermana Penny (la directora de Big y Despertares, entre otras) un eficaz creador y guionista de series de televisión, en general cómicas y de gran éxito en EEUU, las más conocidas aquí La extraña pareja y Mork y Mindy. En su salto al cine no pasó de ser un director discreto en los años 80, de esos artesanos que no molestan, pero que no llaman la atención, de esa época son filmes como Los locos del bisturí, Nada en común o un Mar de líos, hoy bastante olvidados.
Hasta que en 1990 llega Pretty woman, seguramente la comedia romántica más taquillera de la historia, la más vista en televisión y la más imitada, no es una mala película, pero su influencia en décadas posteriores ha sido nefasta, empezando por la carrera de Marshall. El director mantiene el tipo con Frankie & Johnny, su comedia más agridulce, pero a partir de ahí se convierte en el rey del pasteleo, sin solución de continuidad hace películas muy taquilleras, pero en general cada vez más cursis y menos inspiradas: Novia a la fuga, el díptico Princesa por sorpresa, y la trilogía de historias cruzadas que forman Historias de San Valentín, Noche de año nuevo y la reciente Feliz día de la madre. Descanse en paz un director y actor muy popular, pero cuya filmografía fue en muchos momentos muy discutible.
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