Mi homenaje a la actriz fallecida Patty Duke es doble. Como actriz, porque como niña prodigio es una de las actrices más jóvenes en ganar un Oscar por su papel como ciega y sordomuda en El milagro de Anna Sullivan, aunque posteriormente fue más conocida como estrella de televisión y como madre del actor Sean Astin. Y en su vida personal, pasa por ser una de las primeras celebridades (en algunos sitios dice que la primera, pero no lo puedo confirmar) en reconocer públicamente que sufría un transtorno mental, en su caso transtorno bipolar, lo que personalmente por sufrir un transtorno mental (diferente que ella, depresión) me toca mucho la fibra sensible. Descanse en paz una actriz que tuvo un comienzo prometedor con El milagro de Ana Sullivan, El valle de las muñecas o Natalie, pero cuya estrella se fue apagando poco a poco
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