La lucha de las mujeres por el derecho a voto en las primeras décadas del siglo XX podría haber dado lugar a una película apasionante, pero me temo que no lo es. Demasiado proclive a acentuar el maniqueismo de una historia que ya lo es de por sí (la mayoría de personajes masculinos parecen meras caricaturas, y lo malo es que debían ser peor), demasiado plomiza, y con una actriz como Carey Mulligan que empieza a desinflarse como un globo después de sus prometedores comienzos. Queda eso sí, la excelente ambientación, lo atractivo de la historia y una buena banda sonora de Alexandre Desplat (aunque no es uno de sus mejores trabajos), pero no es suficiente. Aviso a los fans de Meryl Streep, sale muy poco, el suyo es casi un cameo, aunque es un personaje importante en la trama.
Nota sobre 10: 4
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