La casualidad y la distribución española han querido que se estrenen el mismo dia dos películas con muchas cosas en común: tratan dos casos reales de terribles desastres de justicia por parte de policía, prensa y/o jueces y están dirigidas por dos grandes cineastas veteranos, los dos polémicos por diferentes motivos.
Por orden de visión por parte mía, empezaré por Richard Jewell. La historia comienza en 1996, cuando un guardia de seguridad evita una masacre terrorista en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Por ser un tipo peculiar, el FBI cometió el error de considerarlo sospechoso, y para más inri, alguien de la agencia filtró a la prensa las sospechas, y por lo que parece agencia y prensa lo investigó y hostigó durante tres meses cuando las pruebas de su inocencia eran bastante claras. En este caso puedo entender que en un primer momento se investigue a Jewell, en casos sin pistas no hay que descartar a nadie, pero si las pruebas no dan indicios de culpabilidad no se le puede seguir hostigando. Peor me parece lo de la prensa: no voy a hacer lo que ha hecho Eastwood en su filme de acusarlos de lograr datos a cambio de sexo, creo lo suficiente en la presunción de inocencia y en que no se puede acusar a alguien sin pruebas como para acusar a una periodista ya fallecida de semejante barbaridad; pero si puedo acusarlos de algo igual de grave, me da igual cómo consiguiesen la información, lo que hicieron es abuso de información privilegiada, hostigamiento a la vida privada de una persona, acusación sin pruebas a un sospechoso y por tanto libelo.
Y de la película se encargó el maestro Clint Eastwood, que lo puedo acusar de ser muy facha, de no tener pelos en la lengua y de no tener mucho "cariño" a la prensa y a la autoridad, pero también le "acuso" de ser uno de los mayores directores en activo. Richard Jewell no es una de sus grandes películas, creo que se le va la mano caricaturizando a la prensa y al FBI, no le hace falta a un filme que probablemente hubiese necesitado un tono más cercano a Kafka o El gran carnaval. Pero lo que cuenta es lo suficientemente inquietante como para considerar al "facha" algo más que un seguidor de Trump como algún crítico ha dicho (e ignoro cómo es la oficina del FBI en Atlanta, es probable que sea así, pero a mi me da miedo ver en la misma imagen el logotipo del FBI y la bandera confederada), mete el dedo en la llaga como pocos lo hacen actualmente, rueda como nunca (la película no aburre en ningún momento) y logra tres grandes interpretaciones de un Sam Rockwell que está que se sale desde Tres anuncios en las afueras, de una Kathy Bates que casi siempre está formidable, pero que aquí está maravillosa, y de un actor llamado Paul Walter Hauser que me había pasado completamente desapercibido como secundario en Yo, Tonia y en Infiltrado en el KK Klan, pero que aquí hace una interpretación prodigiosa de Richard Jewell. Muy recomendable, no entiendo el fiasco comercial en USA, Eastwood lo mismo resulta más incómodo allí de lo que parece aquí.
Nota sobre 10: 8
No hay comentarios:
Publicar un comentario