Paolo Sorrentino es probablemente uno de los más irregulares directores europeos actuales, pasa de lo mejor (Il divo, La gran belleza) a lo más torpe (La juventud) con una facilidad pasmosa, y siempre peca bastante de esteticista. Silvio (y los otros) me parece el filme más flojo de los que he visto suyos. Le pierde el esteticismo mal entendido y el exceso de minutos, para contar los bunga bunga de Berlusconi no es necesario tardar dos hora y media recreándose lo indecible en los numeritos y posturitas de los invitados e invitadas, ni marear al personal con el zoom que hizo a su empleado Valerio Lazarov famoso, eso convierte un tema interesante en una película mediocre. Si le doy el aprobado justito, es porque está un actor genial como Toni Servillo que no le recuerdo jamás estar mal en una película
Nota sobre 10: 5
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