Había una vez una reina que tenía 17 conejitos en una jaula y que tenía problemas de gota, y dos mujeres que se disputaban su favor...
Lo que ha hecho Yorgos Lanthimos (a cada película que pasa se confirma como uno de los grandes directores del cine actual) tiene muy mala leche. Partiendo de las sospechas históricas de que la Reina de Inglaterra Ana Estuardo era lesbiana y que mantenía una relación con una antepasada de Churchill, el director griego ha hecho creo una muy malévola perversión del cuento de la Cenicienta. En él, una huérfana Cenicienta Stone (eso sí, sustituye la ceniza por la mierda, literalmente) se pelea con la madrastra Weisz por los favores sexuales y de poder de la Reina azul (aquí ya no es príncipe), que con sus pataletas y ataques de ira más me recuerda a la Reina de Corazones de Alicia, rodeadas las tres de un grupo de inútiles caballeros (¿o eran violadores?)...
El resultado: la comedia más mordaz y ácida que recuerdo en mucho tiempo. Lanthimos se olvida de lo políticamente correcto, no deja títere con cabeza (no hay un solo personaje que podamos considerar "positivo", aquí no hay maniqueismos, no te puedes fiar de nadie) y consigue tres memorables interpretaciones de sus actrices; entiendo que de cara a no perder votos en los posibles premios, hayan puesto a Olivia Colman como actriz principal y a Emma Stone y Rachel Weisz como secundarias, pero para mí son las tres principales, se complementan y no está ninguna por encima de la otra; el reparto masculino luce mucho menos, pero está buscado en el guión. Grandísima película.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, lo que no tengo tan claro si vivirán felices y comerán perdices (o patos y langostas), la memorable escena final está llena de mala uva.
Nota sobre 10: 9
No hay comentarios:
Publicar un comentario