El tercer largometraje de Thomas Lilti, tras la aquí creo que inédita Les yeux bandés (algún crítico incluso no la debe haber ni visto ni oido, porque se la salta; reconozco que no la he visto, pero por lo menos hago mejor mi trabajo que algunos profesionales) e Hipócrates, le muestra como un director interesante. Un doctor en la campiña no es muy original y por momentos es previsible, pero en ningún momento aburre, y basa su fuerza especialmente en dos grandes actores como François Cluzet y Marianne Denicourt, ellos probablemente son la base del éxito del filme en su país de origen, filme recomendable.
Nota sobre 10: 7
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