Quizás sea por la influencia de su pareja y guionista
habitual, Paul Laverty, el caso es que en lo bueno y en lo malo Iciar Bollaín
hace años que se puede considerar la alumna más aventajada de Ken Loach. Su
último filme, El olivo, tiene lo mejor y lo peor del director británico,
Bollaín demuestra ser una extraordinaria directora de actores, muy creibles en
sus papeles tanto los más conocidos como los desconocidos o directamente no
profesionales, y logra dos grandes descubrimientos como Anna Castillo y Manuel
Cucala, de lejos lo mejor del filme. Pero como a Loach, a Bollaín le pierde el
maniqueísmo y la simplificación política, la historia de los estragos en el
mundo rural de la cultura del pelotazo y la corrupción podría haber sido una
película más interesante, pero en la parte final el filme resulta un panfleto
poco menos que increíble en las escenas en Alemania y en la resolución. Filme
más que correcto, pero muy lejos de las mejores películas de Bollaín, Hola
¿estás sola?, y Te doy mis ojos.
Nota sobre 10: 6
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