Tras el tono más oscuro de Indiana Jones y el templo maldito, George Lucas optaron en la siguiente entrega primero por volver a tener como oponentes a los nazis, y segundo por mostrar por primera vez a la familia y los orígenes del personaje. Dado que una de las inspiraciones era James Bond, eligieron como padre a Sean Connery y escogieron como prólogo una aventura en la juventud de Jones, interpretado por River Phoenix. Como objeto buscado, el elegido fue el Santo Grial, perseguido por los Jones, los nazis y una doctora de intenciones poco amistosas. El resultado sigue siendo muy bueno, espectacular en las interpretaciones de Ford y Connery y dos enormes secundarios como Denholm Elliot y John Rhys-Davies y en las escenas de acción, pero algo irregular en los villanos, muy bien Michael Byrne, algo menos Julian Glover y Alison Doody. Personalmente, me quedo con las dos primeras, gustándome mucho también esta última cruzada.
Como siempre en la saga cinematográfica, la música corrió a cargo de John Williams, el resultado volvió a ser extraordinario.
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