Luc Besson nunca ha sido un director al que he tenido aprecio, pero desde Malavita lo suyo es de traca, no da una a derechas y cada película es una soberana estupidez.
Anna es incluso peor que las anteriores Lucy y Valerian. Al no estar contada de manera lineal, uno no se da cuenta de que lo que cuenta no hay por donde pillarlo, que es un despropósito, y que lo que parecía otra Nikita acaba siendo una parodia involuntaria, de la que no se salva ni siquiera Helen Mirren (quizás es la peor interpretación que le he visto). Un horror serio candidato a peor filme del año.
Nota sobre 10: 0
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