Los que albergábamos esperanzas con Kong la Isla Calavera de que la saga iba por buen camino, nos hemos dado de bruces con la realidad: Godzilla sigue gafado con su reciente salto a Hollywood, esta es la peor de las tres que desde 1998 se han dedicado al personaje (y mira que la de Roland Emmerich puso el listón bajo).
Que un filme de este tipo trate a los humanos como meras marionetas y tenga diálogos de besugo suele ser habitual, pero es que los guionistas (director incluido, autor de aquella "maravilla" llamada Krampus maldita Navidad, otro inepto que se cree Spielberg porque una película le funciona medianamente en taquilla) han hecho que por su incapacidad Ed Wood parezca Shakespeare, la trama de la película es una imbecilidad supina, la muestra, la cantidad de estupideces que se dicen en los títulos de crédito finales (tienen sorpresa final, pero es tan obvia que casi se puede saltar
Tampoco ayuda que la acción deje mucho que desear. Vale, los efectos especiales de las originales japonesas eran cutres, pero eran mucho más entretenidas y mejor rodadas que este caos de imágenes donde no se ve nada, donde cambian tan rápido de plano que apenas se ven dos hostias bien dadas entre bichos y donde la mayoría de monstruos están tan mal presentados que nos importa un pimiento lo que pase con ellos.
Por todo lo dicho, desastre de película que no ha acabado de funcionar en taquilla. Tendrá continuación (de momento, el enfrentamiento entre Kong y Godzilla parece que está en marcha), pero mucho tendrá que mejorar para tomarla en serio. Lo único salvable, la notable banda sonora de Bear McCreary.
Nota sobre 10: 1
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