La adaptación al cine del manga Alita no es la octava maravilla que quería James Cameron, pero sí que está entre los trabajos buenos del siempre irregular Robert Rodríguez. Entre lo destacado, el portentoso diseño de producción, los efectos especiales, una historia que no aburre y el trabajo de Christoph Waltz. Entre lo menos destacado, una historia irregular, que se alarga demasiado y que acaba demasiado pendiente de una posible continuación, el no aprovechar el sabroso reparto de villanos (hay varios importantes que parecen casi de paso) y el discutible diseño de la digital protagonista (esos ojos chirrían). Podría haber estado mejor, pero me parece un filme recomendable.
Nota sobre 10: 7
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