Hoy ha fallecido uno de los más grandes directores europeos de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI: Bernardo Bertolucci. Mal que le pese a algunos críticos que no le perdonaban una en los últimos años (supongo que esos mismos detractores le estarán llenando de alabanzas hoy, Bertolucci es un hombre clave y tiene un buen puñado de obras maestras icónicas: La commare secca, Antes de la revolución, , El conformista,, La estrategia de la araña, El último tango en París, Novecento, La luna, El último emperador, El cielo protector o Soñadores; incluso en sus obras consideradas menores, Bertolucci siempre fue un notable director: La historia de un hombre ridículo, Pequeño Buda, Belleza robada o Asediada; participó también como coguionista en la obra cumbre de los westerns de Sergio Leone Hasta que llegó su hora. Sus últimos años fueron tristes, una operación que salió mal y que le postró en silla de ruedas y una segunda polémica por la escena de la mantequilla y su persimividad ante las ocurrencias de Brando, concuerdo en que no debe ser admisible, pero eso no tiene que empañar la valoración del resto de su carrera, descanse en paz.
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